"Por la Cruz, por la Patria y su gloria denodados al campo marchemos: si nos niega el laurel la victoria, del martirio la palma alcancemos." Juan Pablo Duarte.
La historia nos permite abrevar en la fecundidad de los pensadores de la humanidad en las luchas patrióticas para definir la estatura, la reciedumbre moral, los paradigmas y la capacidad de resiliencia de los arquetipos
servidores de la CAUSA NOBLE cuando hoy campea por sus fueros la ausencia de valores arrastrados a las prĆ”cticas mĆ”s deleznables de la conducta social y ante todo, la conducta polĆtica en nuestra Nación.
La retórica espĆŗrea de la praxis polĆtica vernĆ”cula de estos tiempos inventora de gigantes de pie de barro de la alta polĆtica nacional NOS OBLIGA A RECURRIR A JUAN PABLO DUARTE para discriminar la ortiga de la rosa blanca desde los mĆ”s encumbrados portaestandartes de la RepĆŗblica hasta los que apenas alcanzamos algunos peldaƱos en la vida, aunque se trate del solo hecho de haber nacido.
El deber clama el advenimiento de este referente, que es ESPĆRITU Y VERDAD para encajar, guardando la distancia y las circunstancias, a este humilde mortal que lleva por impoluto nombre: Alfredo Dotel, cuya gloria es haber sido SIMIENTE PRODUCTIVA que adorna la enhiesta palma con la corona de la REDENCIĆN.
Depositario de exquisita reciedumbre moral, portador de valores humanos como única riqueza terrenal, arquetipo del partido en la provincia Barahona y la región sur al que ofrendó sus mejores años, resiliente vencedor de las adversidades que lo definen con la mÔs elevada estatura y lo colocan en el cenit del olimpo dominicano.
La nobleza de su vida hace honor a nuestro pueblo: VICENTE NOBLE.
¡Loor y gloria eterna a Don Alfredo Dotel!
Aquiles Ledesma.
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